Trucks

Colores reales

En el taller de pintura de Volvo Trucks, unos robots totalmente automatizados se combinan con un equipo de técnicos del color para garantizar que cada cabina sale del taller con un acabado uniforme, de alta calidad y con un color perfecto.
Cabina pintada con espray
En el taller de pintura de Volvo Trucks en Umeå se pintan a diario hasta 350 cabinas, cada una según un tono especificado.

En la planta de cabinas de Volvo Trucks en Umeå, al norte de Suecia, el taller y el laboratorio de pintura son los responsables de pintar todas las cabinas de vehículos de gran tonelaje antes de enviarlas a las líneas de montaje principales. Garantizar un acabado impecable y de alta calidad requiere un proceso largo y meticuloso que implica más de nueve kilos de pintura y en el que se tarda un día completo. “Los clientes esperan el color que han pedido y si reciben algo distinto, aunque solo se trate de una pequeña diferencia, no quedarán nada satisfechos”, explica Andreas Bask, jefe del laboratorio de pintura en la planta de montaje de cabinas y vehículos en Umeå.

Todo el proceso comienza con el cliente, que elige entre los más de 800 colores distintos que ofrece actualmente Volvo Trucks. A pesar de la gran variedad que se ofrece, el color más popular con diferencia es el blanco, en concreto, el Blanco invierno, elegido en casi la mitad de las cabinas pintadas en Umeå. Gran parte de la otra mitad la componen otros tonos de blanco.

Excepto el Blanco invierno, toda la pintura se prepara en las instalaciones y cada semana se mezclan alrededor de 4.000 litros. Si un cliente tiene una solicitud concreta y el color no se encuentra en el banco de colores, los técnicos del laboratorio pueden desarrollarlo especialmente. “Por ejemplo, hemos recibido muestras en un trozo de tejido, la carcasa de un móvil o un esmalte de uñas”, añade Andreas Bask. “En la mayoría de los casos, podemos ofrecer a los clientes colores muy parecidos a los que quieren, o bien podemos desarrollar un color totalmente nuevo. En muy pocas ocasiones nos hemos visto obligados a que decir que no, cuando el color no tiene las propiedades necesarias”.

Desde 2000, se han estado utilizando robots para realizar el trabajo de pintura y en la actualidad el proceso está totalmente automatizado. Debajo del área principal de pintura, se encuentra una sala de almacenaje repleta de infinidad de cubos de distintos colores de pintura, cada uno identificado con un código de barras y conectados mediante un tubo a los robots que se encuentran arriba. Aquí hay pintura suficiente para dos o tres días de producción.

 

Los clientes esperan el color que han pedido y, si reciben algo distinto, aunque solo se trate de una pequeña diferencia, no quedarán nada satisfechos.

El sistema avanzado y totalmente automatizado bombea pintura de los cubos seleccionados como si fuera una pajita y garantiza que solo se utiliza la cantidad exacta de pintura necesaria, con lo que se reducen al mínimo los despilfarros. A esto le sigue un disolvente que limpia el tubo, para que no se mezclen los distintos colores de pintura.

En los últimos años, el taller de pintura ha estado trabajando intensamente para limitar su impacto medioambiental, sobre todo reduciendo la cantidad utilizada de disolvente. Tres de las cinco líneas de producción utilizan pintura basada en agua, mientras que el sistema avanzado de limpieza se ha diseñado para reducir al mínimo el uso de productos de limpieza.

En total, incluidas todas las capas y recubrimientos, en cada cabina se utilizarán unos nueve kilos de pintura. Las dos primeras capas son protectores contra la corrosión, seguidas de una imprimación para garantizar una mejor adherencia y la durabilidad del sistema de pintura, así como para asegurar el color subyacente correcto. La siguiente capa es un recubrimiento base seguido de un recubrimiento transparente, o bien una capa superior pigmentada directamente sobre la imprimación. Estas últimas capas proporcionan el color final y las propiedades mecánicas que haya especificado el cliente. 

A lo largo de la cabina también se pinta un pequeño panel metálico que es una pieza vital del control de calidad. Una vez finalizado, el panel se lleva al laboratorio de pintura, donde se inserta en un espectrofotómetro y se compara con el color maestro en la base de datos principal. Puesto que muchos colores y tonos son similares, el ojo humano puede que no llegue a detectar una pequeña variación. Si el espectrofotómetro detecta una discrepancia, la cabina regresa a la línea para volverse a pintar.

La comprobación final es una inspección visual con el ojo humano bajo una fuerte luz fluorescente, para garantizar que no haya irregularidades o puntos sin pintar. Los operarios del control de calidad además pasan la mano sobre la superficie para garantizar que no haya protuberancias, arañazos o superficies irregulares. 

Solo cuando la cabina ha superado todas estas pruebas está lista para pasar a la línea de montaje principal.

Volvo Trucks ofrece actualmente 800 colores.
Cada día se pintan entre 250 y 350 cabinas en Umeå.
En 2016 se pintaron 64.000 cabinas.
En cada cabina se utilizan 9 kilos de pintura.